Eva

"Me siento muy halagada por haber recuperado a mi madre, está viviendo conmigo hace 28 años y ahora, como ya estoy jubilada, puedo cuidarla mejor"

Me llamo Eva Gallardo López, soy de Rosario, Argentina y tengo 71 años. He sido enfermera de profesión, durante 40 años. La enfermería guarda relación con el despertar de mi corazón, dado que siempre quise realizar esta carrera para ayudar a personas que estaban buscando un apoyo para relacionarse con sus sentimientos heridos, sus profundos dolores por enfermedades incurables y, al mismo tiempo, aliviar el sufrimiento que ven a su alrededor. Mis antiguas enseñanzas son especialmente precisas y alentadoras. A esta profesión la abracé, dado que yo tenía a mi madre en una colonia psiquiátrica desde que yo tenía 5 años. Elegí ser lo que fui para ser una mejor persona y para poder aliviar y traerme en algún momento a mi adorada madre. Eso ocurrió aproximadamente en 1993 y acaba de cumplir 90 años. Con ella me convertí en cuidadora para que ella pudiera salir adelante. Siento una honestidad profunda y una compasión por aquello que rechazamos en nosotros mismos y los demás. Esta enseñanza me ha mostrado siempre que debo seguir aprendiendo a cuidarla, ante todo por ser mamá yo también.

En mi carrera empecé en neonatología, luego seguí en pediatría durante 11 años, y mi trayectoria continuó con los adultos y niños. Fui enfermera quirúrgica e incursioné muchos años en las unidades intensivas, por lo tanto el dolor de los pacientes era constante. Eso hizo que yo me volviera una persona más solidaria con los pacientes que tenía que sostener, hasta llegar a ser una enfermera de cuidados paliativos. Durante todos esos años de carrera, me enfrenté con la realidad del ser humano, con el hecho de que casi todos padecemos algo en algún momento.
Me siento muy halagada por haber recuperado a mi madre, está viviendo conmigo hace 28 años y ahora, como ya estoy jubilada, puedo cuidarla mejor. Doy gracias a todas las cuidadoras invisibles, que somos muchas. No estamos presentes como otras personas pero sí en la vida cotidiana de nuestros queridos familiares. Gracias a todos y que sea un buen comienzo de un despertar, como el que yo tuve, de una cuidadora invisible.

Sobre la pieza sonora

Se escucha, al principio de la pieza, una especie de sonido extraño que parece el despegar de un avión. Se trata de un audio extraído de la NASA que se envió al espacio en 1977 y que se conoce como música de las esferas. Para conseguir esta reproducción sonora, han trasladado las ondas electromagnéticas de rotación  de los planetas en el sistema solar. También se pueden escuchar de fondo unas notas agudas que son otra traducción de las ondas electromagnéticas que deja una lluvia  de estrellas al caer en la atmósfera y que han sido pasadas a ondas de radio para que sean audibles por la Agencia Espacial Europea. Esta inspiración tan planetaria procede de un WhatsApp en el que Eva cuenta un sueño en el que pinta un cuadro del cosmos con estrellas, galaxias y planetas que después se cae al suelo. El resto de las capas de la pieza están articuladas en torno a la canción Caminito, que cantan juntas Eva y su mamá Rosita, un documento muy emocionante que tenía que ocupar un lugar central en la pieza en la que aparecen insertados unos audios del sonido de los pájaros de la casa de la hija de Eva y algún testimonio sobre sus problemas en los hombros. El final de la pieza coincide con el final de Caminito al que le sigue un crescendo de una música celestial (de las esferas) y ese ánimo último que Eva le da a su madre: Lo hiciste muy bien, de a poquito pero bien, que dejamos como final y moraleja de la pieza.

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