Yurema

"Tiene una cuidadora interna, pero yo estuve 4 meses sola con ella durante la pandemia en 2019"

Soy Yurema, nací en Madrid, aunque he vivido muchos años en Canarias porque parte de mi familia está allí.
Yo trabajo aquí con mi padre en una imprenta familiar.   
Lo que más nos gusta hacer son libros. Tengo también una librería de venta online con unos 7000 títulos. La persona que estuve cuidando fue mi abuela, tiene 98 años y demencia senil. Ahora está peor, cada vez más deteriorada. Tiene una cuidadora interna, pero yo estuve 4 meses sola con ella durante la pandemia en 2019.

Luego buscamos a esta cuidadora y yo voy de vez en cuando a verla un par de veces a la semana.
Mi abuela trabajó como telefonista y tiene una pensión de jubilación, gracias a eso puede pagar la cuidadora y el servicio de teleasistencia, pero no recibe ayudas externas. Por lo demás, ahora mismo es cien por cien dependiente.

Sobre la pieza sonora

El sonido con el que comienza la pieza ha sido extraído directamente de un audio de Yurema mientras hacía la actividad propuesta por María Jerez en la que se escuchan los sonidos de estar debajo de telas, mantas y sábanas grabados desde dentro. Escuchándolo con audífonos, se pueden apreciar los roces con las telas y un sonido grave de fondo, una especie de rumor que genera el intento de escapar de las telas. Continúa con un fragmento de la narración, propuesta en el taller de Paz, de estar en un lugar en el que quieres estar; la sensación de cuando era pequeña, de cuando se escondía y nadie podía encontrarla, la sensación de refugio. El resto del audio tiene que ver con los sonidos que formarían parte de ese espacio ideal: el sonido de pasar las páginas de un libro como hilo conductor (un lugar ideal para Yurema debería tener muchos libros), el sonido de unas gallinas (hablaba también de tener  una granja con gallinas). 
En el vídeo en el que Yurema comparte la receta de la sopa marinera de su abuela, se escucha de fondo un ruido que bien pudiera ser el ruido del propio teléfono de Yurema o el ruido de un tocadiscos. En la pieza aparecen también las notas de un contrabajo; es un solo de contrabajo de Charles Mingus que Javier reprodujo en el salón de su casa y que grabó desde otra habitación. El sonido del viento, que va subiendo entre las copas de unos árboles, nos deja para siempre en el paisaje sonoro del refugio soñado por Yurema.

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